"No estábamos preparados para esta situación"
No pudimos dialogar sobre estrategias y tampoco pudimos planear acciones... fue de un momento a otro: nos despedimos un viernes para regresar el lunes, pero no fue así. No pudimos dejar en claro la manera en que se iba a desarrollar el trabajo, ni qué correspondía hacer, ni cómo nos comunicaríamos...nos cambió radicalmente lo cotidiano, lo acostumbrado, nos sacó de nuestra "zona de confort" en la que sabíamos movernos: levantarnos, ir al colegio en la mañana, asistir a las clases, dialogar, preguntar, resolver las actividades y compartir con docentes y compañeros en unas condiciones que ya todos conocíamos. Nos sacó de manera tajante de nuestra cotidianidad.
Por ahora la realidad es otra. Nos vemos cada uno en su casa, con la familia, lo que es muy bueno, pero particularmente nos vemos valiéndonos por nuestros propios medios...las estrategias nos tocó inventárnolas solos para cumplir con las tareas, para entender lo que hay que hacer, para saber resolver los cuestionarios, los exámenes y ejercicios. Nos autorregulamos solos... si nos levantamos temprano a realizar nuestras labores es por iniciativa propia, por convicción y no por obligación o costumbre...difícilmente hay quien esté mirando si cumplimos o no, si completamos la hora de clase o si evadimos. Ahora no está el docente para que le explique, ni el compañero de clase para preguntarle la tarea; nos encontramos, de cierta manera, solos contando con nosotros mismos, tratando de seguir instrucciones por medios virtuales en una comunicación indirecta y fría y con el compromiso que exige conocer los elementos que componen esos canales y medios de comunicación virtual; además de tener que comprender la forma de usarlos en pro de una comunicación efectiva y sobre todo entender que esos elementos con sus funciones y sus partes son la única forma, en este momento, de comunicación posible.
La condición de estudiante o de maestro nos obliga a asumir otros compromisos, a comportarnos distinto, a entender el nuevo escenario de la educación. Si bien los padres proporcionan los medios y recursos para cumplir con el estudio, hasta donde dan sus posibilidades, y los familiares contribuyen con sus explicaciones y orientaciones, sabemos que ese no es su papel ni su compromiso, pues la responsabilidad del estudio o la enseñanza está en la función que le corresponde a cada uno como estudiante o como maestro según su rol. Entonces en ese camino de volver a entender la dinámica de estudiar y enseñar es necesario pensar en cómo nos vamos a comprender en la distancia, desde el otro lado de un celular, de una plataforma virtual, una teleconferencia o un whatsapp.
Esta situación a traído una particular forma de comunicarnos aunque parecería muy común en esta época de la informática y las telecomunicaciones, sin embargo no habíamos tenido la necesidad de entender con detalle en qué consiste la comunicación virtual; y lo que hemos podido entender hasta ahora, es que es un diálogo vertical donde emisor y receptor no se ven, no están ahí en el mismo lugar con la posibilidad de intercambiar ideas al mismo tiempo que se aclara y se corrige lo dicho. Solo queda la confianza de que quien está al otro lado de una pantalla es lo más honesto, sincero y comprometido posible para hablar y que es capaz de darse a entender y entender al otro de la mejor manera.

Por lo anterior no podemos ver, lo que se dice en una instrucción, en un mensaje, en una guía, en una etiqueta, como algo sin lógica, sin sentido o sin intención. Por el contrario nos corresponde encontrarle la razón de ser a cada palabra que recibimos del otro. Cada frase expresada en un documento representa un sentir, un propósito y objetivo de quien nos habla y busca entablar un diálogo efectivo y eficiente para llegar a un punto en común. La retroalimentación juega un papel muy importante en estos momentos de comunicación virtual, porque es en este aspecto de la comunicación donde está el éxito del entendimiento con el otro. Si un estudiante considera que lo expresado por un maestro al devolver el trabajo no es importante, entonces está perdiendo la posibilidad de aprender, de cambiar, de mejorar. Si un profesor piensa que sobra la palabra que explica, la frase orientadora, el comentario que hace pensar, está faltando a su función como acompañante, como motivador y guía.
Por estas razones cabe decir aquí que nunca antes se había tenido la IMPERIOSA necesidad de leer comprensivamente como en estas circunstancias. Aprender a leer hoy más que nunca, posibilita la comunicación, esa comunicación tan importante para que se dé el proceso de enseñanza aprendizaje.
La comprensión y el aprendizaje están ligados en un mismo acto que se llama lectura. Esta habilidad comunicativa es todo lo que se necesita para entrar en contacto directo con el que no está presente. Entrar en diálogo interno con el escritor a través de una buena lectura es poder descifrar su mensaje, su propósito y así poder lograr una respuesta que nos ponga en acuerdo y nos identifique, que nos una y no que nos distancie más de lo que nos tiene este confinamiento. Ser capaz de comprender al otro a través de un escrito es estar en otra dimensión, en la del mundo virtual, abstracto y posible, y es lo que se necesita para que yo entienda y los demás se ocupen de lo suyo: el estudiante de sus tareas, la mamá de sus quehaceres, el papá de su trabajo, etc.
Pero además de lo anteriormente dicho, leer de manera comprensiva y crítica nos hace en este momento, y en cualquier otro, más autónomos, más autosuficientes, más autodidactas dado que se fortalece nuestro pensamiento y nuestra forma de ver y entender el mundo.
Escrito por: LUIS FERNANDO ÁLVAREZ TORRES
Lic. en Filosofía y Letras.
Docente de HUMANIDADES
la verdad es que se pudo evitar una situacion asi de no haber sido por la OMS que tomo esta situación a la ligera y lo vio como algo pasajero, si la OMS hubiera advertido de la gravedad de la enfermedad cada pais hubiera tomado precauciones severas para evitar el contagio masivo que hay ahorita
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