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domingo, 23 de febrero de 2020

BIENVENIDA AÑO LECTIVO 2020

¡ESTE AÑO VOY A ESTUDIAR CON JUICIO!

El título expresa un propósito que se deben estar haciendo muchos estudiantes, tal vez hasta se lo han manifestado a sus padres, familiares, amigos y profesores…tal vez lo han escrito en su diario, su estado de WhatsApp o su portal preferido… otros tantos estudiantes no lo habrán considerado todavía, pero en algún momento lo van a pensar si los resultados en sus evaluaciones o materias no son los esperados.

Los inicios de año siempre están llenos de buenos propósitos, cada quien piensa y se imagina un transcurso de año escolar lleno de buenas notas, de reconocimientos, éxitos y logros alcanzados. Siempre se considera que en el nuevo año se harán con más esmero las tareas, se leerán completas las obras de la clase de español, se le dedicará más tiempo al estudio del inglés, se le prestará mayor atención al profe de matemáticas y que, además, se alejarán de las amistades que no les permite concentrarse en los deberes. Muchos visualizan en su mente un APROBADO en el informe de final del año, porque piensan en el esfuerzo, la dedicación, la seriedad y la disciplina con que desarrollarán las obligaciones del colegio…

…pero a medida que van pasando los días y las clases, parece que esos propósitos pierden sentido, y lo que al inicio fue una buena intención se convierte en una falsa promesa. Es como si se fuera acabando la gasolina a la manera de un carro. Como si los buenos deseos de principio de año fueran un momento de euforia y no una decisión tomada. Los trabajos comienzan a hacerse a última hora o simplemente se busca cualquier excusa para no entregarlos, el esmero por aprender inglés se olvida porque se vuelve más importante revisar el Facebook; ya no hay intención de leer las obras de español porque se considera que para qué gastar tiempo si todo está resumido y explicado en internet…o que es más fácil pedir la copia al compañero para resolver la nota.

La situación anterior hace parte de nuestra cultura, así somos, está arraigado en nuestro inconsciente, somos como juegos pirotécnicos, como candela de fósforo, como estrella fugaz. Hoy tenemos toda la intención de llevar a cabo una empresa, pero cuando se consideran todas las tareas que se deben realizar, entonces desistimos del propósito y olvidamos todos los motivos que nos llevaron a imaginar hacer algo. Posiblemente nuestra manera de considerar las cosas nos lleva a pensar que todo se realiza por arte de magia, que aplicando la ley del menor esfuerzo también se realizan los proyectos, evitando los procesos, tomando atajos, sin complicarnos, esperando que todo salga bien…esperando que el promedio ponderado o la bondad del profesor nos dé para pasar la nota.

Tal vez lo que falta entender es que alcanzar un propósito conlleva realizar una serie de acciones específicas y es ahí donde nos equivocamos. El atleta no llega a la meta de una sola pisada, aunque desde siempre tenga la idea de ser el mejor; debe llevar a cabo muchas acciones en pro de que cada paso lo lleve con éxito hasta la meta. Las grandes fábricas se han construido con base en el esfuerzo, la decisión y la determinación (ejemplos de este tipo podemos leer en internet por montones). Los buenos propósitos deben estar acompañados de trabajo, consagración y disciplina para que se cumplan.

El transcurso de un año escolar es una carrera que amerita sacrificio, diseñar estrategias, cumplir con requisitos y rutinas, tener en cuenta condiciones, darle seriedad (cabe recordar que se está matriculado en una educación FORMAL). Leer completamente una obra literaria quita tiempo, es necesario sacrificar la visita al amigo, implica una hora menos en internet, requiere de desconectarnos de lo cotidiano; hacer un trabajo de matemáticas implica consultar, preguntarles a los amigos, escuchar a un maestro, escribir, calcular, borrar y volver a escribir. Cumplir con un horario exige levantarnos temprano, aunque deseemos seguir durmiendo; pero solo la seriedad con que se asuma el proceso de tareas y labores académicas van llevando al alcance del objetivo principal. Es entendiendo la dinámica del estudio y siendo parte activa de los procesos formativos, que se logra tener la certeza de que al terminar el año se alcanzará lo esperado.

Muchos lo consiguen a través de maliciosas estrategias, pero esa no es la idea, es necesario cambiar la cultura del facilismo, del ocio y la copia. Las malas prácticas cultivan en nuestra personalidad una forma de actuar que perdura por toda la vida; por eso es que se debe enfocar la mente y las acciones hacia la disciplina y el trabajo, porque el estudiante se está formando para desempeñarse como alguien útil a la sociedad y desde siempre debe entender que los éxitos se logran con esmero y sacrificio, cumpliendo con los deberes.

Qué buen propósito el de querer estudiar con juicio este nuevo año, pero se debe tomar esa intención con la mayor conciencia posible, reconociendo lo que exige cumplirla, siendo sincero consigo mismo y no buscar culpables y excusas por no poder cumplir lo propuesto. Qué bueno que ese propósito de estudiar con juicio se mantenga hasta ver el año terminado.

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