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miércoles, 22 de febrero de 2023

ESCUELA Y VIDA COTIDIANA: UNA MISMA REALIDAD

Siempre ha sido motivo de discusión el sentido de ir a la escuela. La pregunta de si vale la pena las  madrugadas, las horas de estadía en el salón, la asistencia a clases, las formaciones y todo lo que se hace en la escuela, es decir, si sirve para la vida misma, es un interrogante desde mucho tiempo atrás tanto por parte de expertos en educación como de la gente del común, de padres de familia y de docentes.

Los opositores de la escuela como mecanismo social de educación han afirmado que gran parte de lo que se hace y enseña en la escuela no se utilizará en la vida misma, que los problemas de álgebra y algoritmos matemáticos, la lectura y análisis de las obras literarias, las jornadas reguladas por un horario bajo las normas de un docente, se quedan en el salón de clase y en la memoria de los estudiantes como una experiencia traumática. Dicen también que la escuela no es más que un mecanismo político y una estrategia del mundo industrializado y capitalista  para liberar a los trabajadores de la obligación de ocuparse de la educación de sus hijos para que puedan cumplir con las jornadas de trabajo y producción en las empresas.

No obstante lo anterior y con una mirada más objetiva, habría que considerar la escuela como uno de los contextos más reales que existen y donde se viven experiencias que se replican en todos los contextos existentes fuera de ella, pero además permite, bajo la orientación de los docentes, fortalecer las diferentes dimensiones humanas para resolver los problemas cotidianos. En la escuela se aprende a compartir con los demás, a trabajar en equipo, a asumir responsabilidades, a respetar las diferencias y a ser cortés, asuntos fundamentales para vivir sanamente en una sociedad.

                                                       
En la escuela se viven experiencias idénticas a las que se viven en la casa y la calle, y posiblemente no van a ser distintas en el trascurso de los años, tales como enfrentarse a un orden, a unas normas y unos parámetros de convivencia que ya están establecidos y en nada son distintos a lo que se da en la casa y en el mundo cotidiano. Los horarios de asistencia y permanencia en el colegio corresponden a los horarios de entrada a la casa, al banco, al centro comercial, a los servicios de salud y a los  horarios de permanencia en la calle; la obligación de ver las clases de diferentes áreas del conocimiento son similares a las enseñanzas e instrucciones de los padres sobre cómo hacer el aseo del cuarto, modales para comer en la mesa, manera de cepillarse los dientes y en general todas las instrucciones sobre labores de la casa y demás; el orden de autoridad y quienes la representan en la escuela se pueden comparar con el jefe de la casa, el policía en la calle, el gerente en la empresa, el guarda de seguridad y el director técnico del equipo de fútbol del club del cual se hace parte. Las normas pactadas por los miembros de la comunidad educativa y acogidas por todos sus integrantes, o los trámites que regulan los procesos que se deben realizar para sacar un permiso, entregar una tarea, resolver la reprobación de una asignatura, presentar una excusa, no son más que las mismas reglas y procesos que se dictan en el hogar, las normas que expide el gobierno, las condiciones que nos ponemos en el grupo de amigos y las condiciones que asumimos al adquirir un préstamo, un plan de celular o un contrato de trabajo.
Problemas de conocimientos, de convivencia, necesidades de elementos de trabajo por resolver y de interacción con otros, no son tan diferentes entre la escuela y la realidad misma. Nuestra escuela es la realidad misma no es otra distinta. No se pasa a otro estadio cuando ingresamos a la escuela o cuando salimos de ella para la casa o la calle, como se pasa de estar vivo a estar muerto.

Desligar a la escuela de la cotidianidad es alejar a la escuela del sentido y la importancia que tiene para la vida misma. La escuela prepara para la vida, no la recrea, no es un ejercicio teatral, sino que es la vida donde se enfrentan problemas, se vive en sociedad, se construye una imagen, se resuelven necesidades. En la escuela se fortalece el pensamiento, la crítica, la imaginación, la creatividad, las habilidades físicas y artísticas como en la casa se aprende modales, respeto, cooperación, trabajo que luego permitirán resolver el día a día en sociedad. Separar la escuela de la vida misma es considerar que "la escuela es un gran estacionamiento donde se dejan parqueados a los hijos mientras los papás realizan sus diligencias". 

Los problemas y necesidades de la escuela podrán no ser exactamente los mismos problemas de la calle y de la casa, pero se corresponden. Si necesito un préstamo en el banco para resolver una necesidad se corresponde con el préstamo de 1.000 pesos para sacar una fotocopia, comprar un lápiz, etc. Si tengo un problema de desacuerdo con mi compañero es idéntico al desacuerdo con el vecino, con el hermano y tiene un tratamiento para su solución como lo hay en la calle y en la casa; si debo hablar para expresar una idea, una preocupación, se corresponde con hablar a los padres o discutir con los amigos en el parque sobre música, deporte, video juegos. Aprender a desenvolverse en la escuela es aprender a desenvolverse en la vida.

En este orden de ideas se actúa en la escuela como se actúa en la calle y en la casa, no son en el fondo contextos diferentes porque son la vida misma. No hay un mundo en el que solo es válido lo aprendido en la escuela, ni una calle donde no tiene importancia lo aprendido en la casa. Por eso cada situación en la escuela es tan importante que merece la atención suficiente de nuestra parte.  

LUIS FERNANDO ÁLVAREZ TORRES
LICENCIADO EN FILOSOFÍA Y LETRAS
Titular de Humanidades.

miércoles, 8 de febrero de 2023

¿Y QUÉ ES LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA COLEGIO JOHN F. KENNEDY?

 La Ley 115 General de Educación del 1994 le permitió a las instituciones educativas del país construir autónomamente su proyecto de educación institucional (PEI), a partir de su realidad inmediata, de los intereses de las familias y de las necesidades de las personas que las conforman, es decir que les permitió orientar su trabajo educativo según lo que considerara necesario e importante para su comunidad estudiantil. Pero ya desde treinta años atrás se venía conformando lo que ha sido la Institución Educativa Colegio John F. Kennedy, en un recorrido histórico de sesenta años hasta hoy.

 
SÍMBOLOS INSTITUCIONALES COLEGIO JOH F. KENNEDY - VILLAVICCENCIO

Hacia el año 2008 se consideró que el colegio John F. Kennedy realizaba una tarea educativa muy enriquecedora para sus estudiantes, además variada y acorde a las necesidades del futuro ciudadano, pero que faltaba documentar el quehacer de la escuela y organizar sus ideas en un todo articulado y coherente, por eso se dio a la tarea de dejar por escrito los fundamentos, la intención y las actividades que desarrollaría en los diferentes ámbitos formativos de sus alumnos como son el ecológico, político, artístico y cultural, idiomático, tecnológico, lúdico y deportivo, académico, científico e investigativo. De esta intención se consolidaron los proyectos que hoy conocemos como los PROYECTOS INSTITUCIONALES (TEATRO, ORATORIA, BILINGUISMO, FOLKLOR LLANERO) y que complementan el propósito de los proyectos obligatorios del Ministerio de Educación Nacional como son el PRAE, DEMOCRACIA Y PESCC, sumado los planes de estudio de todas las áreas y asignaturas que se dictan en el colegio.



DIAGRAMA  ESTRUCTURA EDUCATIVA  COLEGIO JFK -VILLAVICENCIO

Dicho lo anterior, los proyectos que se desarrollan en el colegio son el resultado de atender a las necesidades educativas de nuestros estudiantes y es producto del trabajo de 60 años de historia de nuestra institución. Por ejemplo el proyecto de TEATRO que nació de la necesidad de resolver los casos disciplinarios de un grupo de estudiantes que no encontraban en las clases corrientes la motivación para permanecer en el colegio, pero que a través de invitarlos a realizar el montaje de una obra de teatro terminaron manteniéndose en el proceso educativo y ocupando su tiempo de manera más productiva.

En este orden de ideas se puede afirmar que el PEI del colegio no está equivocado y que por el contrario, en su proyecto educativo institucional ha sabido entender que las condiciones del mundo de hoy exigen que las juventudes tengan la capacidad de hablar en público, saber otro idioma, ser innovador, investigador y emprendedor, con capacidad de valorar el medio ambiente y muy activo para enfrentar el día a día. 

Por eso en el inicio de este nuevo año escolar 2023, es necesario invitar a que los estudiantes reconsideren su opinión sobre su propio colegio, a que valoren cada una de las acciones y actividades que hacen única a la comunidad educativa kennedysta. Son los mismos miembros de la institución quienes la proyectan hacia las demás comunidades a través  de los comentarios, las actitudes y las acciones que se desarrollan al interior del plantel.

El colegio ofrece a los estudiantes diversas actividades en pro de su formación integral proponiendo actividades como el concurso de oratoria, el festival de teatro, la semana de la ciencia, el english song, el festival folclórico llanero, la elección del gobierno escolar con su personero, contralor y consejo estudiantil, los días lúdicos, los campeonatos de microfútbol, etc., pero depende del estudiante si desea participar, si quiere hacer parte de lo que se realiza en el colegio para, de esta forma, crear una historia de vida en la institución, para dejar una huella propia en el colegio; de lo contrario el estudiante simplemente pasará sin pena ni gloria por el plantel.


ESTUDIANTES KENNEDYSTAS PARTICIPANDO EN ACTIVIDADES DE LOS PROYECTOS INSTITUCIONALES

El sentido de pertenencia se relaciona con el deseo, con el querer, porque si no se quiere, si no se desea no hay compromiso, no hay sentido de pertenencia. Cuando no hay identidad con la institución, cuando no se siente parte de ella, simplemente no se aprecia y no se reconoce todo lo bueno, interesante e importante que se hace en beneficio de los mismos estudiantes. La experiencia en la institución no es la misma para un estudiante que todos reconocen como buen artista, orador, líder, deportista, excelente académicamente, que para un estudiante que jamás ha participado en las actividades del colegio, ni ha salido alguna vez a izar bandera o que no participa de los días lúdicos y se queda toda la mañana sentado en un pasillo esperando que se termine la jornada para salir corriendo del colegio.  

La invitación es a participar de la vida institucional a través de los proyectos y planes académicos, a querer el colegio con todo y sus deficiencias, a trabajar unidos por su imagen y crecimiento. No se puede olvidar que 11 años de estudio en un colegio corresponden al 10% de nuestras vidas y por lo tanto la historia que dejemos en ella y los recuerdos y anécdotas que harán parte de nuestra vida, solo dependen de si nos comprometimos con lo que era nuestra institución; es decir, si participo de un campeonato, si disfruto de las jornadas lúdicas, si bailo en el english song, si hago oratoria, si organizo una coreografía o una obra de teatro, si cuido uno de los árboles o jardines del colegio... solo así tendrán después el estalgo qué recordar de su paso por el plantel.

La Institución Educativa Colegio John F. Kennedy es lo que usted haga de ella mientras esté en ella y será siempre los recuerdos que usted tenga de su paso por la institución mientras hizo parte de ella. 

Luis Fernando Álvarez Torres

Docente titular de Lengua Castellana
Colegio John F. Kennedy - Villavicencio.